¿QUE ES LA POESIA SOCIAL?

¿Qué es la poesía social?
Es el sentir poético mediante la palabra escrita; en la cual se expresa el sentimiento de lo que uno quiere decir en forma de metáfora.
Es el clamor, el grito a los cuatro vientos de la palabra estrangulada, silenciada; por el martirio irracional que existe entre los seres humanos, que se refleja en nuestra actual sociedad dividida en clases sociales y de un Estado que no se identifica con los más débiles o con los desposeídos del campo y la ciudad.
Es la alborada mística y luminosa; que nos impulsa a escribir la realidad injusta, con el corazón en la mano y con una alta sensibilidad de cambiar lo injusto por algo justo, puro y nuevo. De aplacar nuestra amargura, aflicción, tortura, dolor, sufrimiento, angustia, padecimiento, sacrificio, pena, suplicio, desazón y todos esos tormentos que desagarran nuestra existencia debido a una sociedad injusta e insensible, por una utopía popular que nos da vitalidad y fuerza para asaltar el cielo.

Poesía social, es un látigo resplandeciente de oro puro a la oscuridad, es un rayo a la penumbra, es un trueno al silencio, es la vorágine a la soledad; el poeta social quiere vivir en ese mundo mágico lleno de ternura, dicha, deleite, gusto, felicidad, agrado, regodeo, disfrute, placer, voluptuosidad, fruición, satisfacción, y gozo por la toma del poder por los pobres del campo y la ciudad; en el cual su espíritu se encuentra en el delirio o éxtasis universal. En ella intenta con su metáfora fragórica cambiar el mundo, expresándolo con palabras entendibles, versos directos, épicos y sencillos.

Muchos nos atacarán como resentidos sociales, pero ello no nos amilanará, al contrario será el néctar para seguir produciendo y cultivando el cielo aquí en la tierra, por los niños y niñas que son la razón de nuestro existir; juro de pie que haremos un mundo mejor por ellos.

¿Qué quiere el poeta social cuando escribe con esa pluma redentora al expresar lo que siente, lo que vive y lo que ve a diario en su vía crucis?

El vate, el trovador, el lírico, el coplero sólo quiere a gritos expresar sus pensamientos, del mundo injusto en que vive, de su pensamiento sagrado de alta sensibilidad social, del hombre o mujer humilde marginada, de defensa de la naturaleza, de las traiciones e incomprensiones, de su soledad, de su angustia, de su impotencia, del niño o niña que vende su inocencia en la profanación y lujuria de la blasfemia.

Pero los eruditos y doctores de la literatura simplemente se limitan a susurrar y a desacreditar; qué la poesía social es incongruente y repugnante con la modernidad y que la poesía social es la bazofia de la intelectualidad.

Sin embargo la poesía social, no es discordante ni infértil y menos un residuo o desecho epistolar, ya que por medio de la poesía social se trata de vivir un cosmos mágico, que haga hablar a los niños a las niñas, de transformar las noches tristes y apenadas en risueñas y alegres, hacer que el sol presencie nuestra liberación y que la luna radiante y plateada sea testigo de esa redención que nuestro pueblo espera y que las estrellas tiliten con esa fuerza telúrica para sentir que seremos libres como pájaros en vuelo, como cóndor dueño de la cordillera y amantes jamás escondidos, que el viento susurre para siempre nuestra libertad.

A través de mi canto poético, de juglar marginal, recapacito, medito y pienso sobre la sociedad, la vida del hombre, de una niña que llora al amanecer, del niño que no tiene infancia, de un pájaro con sus alas rotas, de una flor marchita, de una mariposa en busca de una rosa, de la luna que no brilla por culpa de la nube negra que cruza su camino, del amor perdido al estar preso, de la ruptura con el injusto status quo social por algo muy superior, y todo ello explicará mis coplas de un cantar marginal que sólo la esquizofrenia explicará mi llanto al atardecer para esperar el alba con mi pluma serena, bizarra, valiente, tenaz y granítica.

Es que actualmente nuestra sociedad es abstraída por la frivolidad, consumismo y absorbida por el enajenado globalizador que deslumbra al falto de fe, al pesimista que se somete al poder y al vil metal que fácilmente es alienado por los cantos de sirena del corrupto y traidor que de su mesa le tira mendrugos.

Pero aquí estamos los copleros para que sepa el mundo entero que el poeta social vive un mundo utópico, que sueña en algo irrealizable por el común, sólo el trovador marginal se atreve a bajar las estrellas y regalarles a los niños de nuestro pueblo, solo el vate popular puede señalar cual es el verdadero camino de rosas rojas que nuestro pueblo a de seguir, sólo el cantor popular puede confrontar al mercader y mañoso de la política barata, no vivamos absortos veamos el mundo con optimismo, no seamos ciegos ante el presentimiento o corazonada que nos invita con trompetas de la victoria a un futuro mejor.
Y si algún día parto al mundo poético y mágico, y si es que no me incineran, quiero que el hijo de mi hijo lea esta epístola a los niños de la urbe marginal y encima de mi aposento, si la ponen, un recado campechano, afable, lirondo y sincero que diga: el magisterio perdió un maestro, el cementerio ganó un muerto, pero su poesía cual brisa marina recorrerán los arenales y pueblos marginales del Perú y los vientos susurrarán por siempre libertad y revolución.